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Las plantaciones de naranjos en Picanya

Muchas veces la memoria de la huerta puede resultar errónea, sobre todo a la hora de valorar el tipo de agricultura tradicional a causa de la creencia que existe sobre las plantaciones de naranjos, considerándolos de toda la vida. En realidad podemos decir que las plantaciones de naranjos son una realidad que se configura en las últimas décadas del siglo XIX alrededor de 1880, y que tendrán una evolución lenta pero imparable. Hacia el primer tercio del siglo XX, los naranjos ya ocupan el 60 % de la superficie total del término de Picanya; la regularidad de estas plantaciones es la nota general y las formas de las parcelas quedan borradas por una visión horizontal del paisaje a causa del predominio de los naranjos. Debajo del manto verde y continuo que se mantiene durante todo el año, quedan ocultas las medianeras y las acequias que separan los campos. Solo los caminos aparecen paso a paso como una nota en la fisonomía del paraje rural. Los naranjos blancos fueron los primeros que se plantaron en los inicios de la expansión naranjera. Entre ellos destaca en primer lugar la Comuna y posteriormente la Cadenera y la Salustiana. Las naranjas blancas ocupaban en 1943 El segundo lugar entre las distintas variedades con 3.210 anegadas, es decir, el 18,5 % de la superficie. Su decadencia se hará visible a mitad de la década de los sesenta donde perderá su hegemonía y llegará solamente al 2.10 de la plantación total.

Durante los primeros años de desarrollo en Picanya la Thompson tuvo un gran protagonismo, todo y que después predominara la Washington. Progresivamente, el buen clima en la huerta de Picanya será uno de los elementos decisivos para que los agricultores orienten sus cultivos a variedades más precoces.

En la década de los años cuarenta se registra el fuerte predominio de cítricos sobre el resto de las cosechas: la cifra de árboles es de 164.192 que ocupan 5.792 anegadas. Esto explica el auge que van a experimentar los comercios ya desde 1.925. A la riqueza agrícola se le agrega el comercio de los cítricos a través de diversos almacenes fundados en la segunda mitad del siglo XIX, los cuales han ido experimentando un notable crecimiento hasta los años cuarenta.

En el primer tercio del siglo XX En Picanya existían alrededor de 10 almacenes de naranja. Los propietarios de los almacenes eran por regla general, exportadores individuales que dirigían su propio negocio a nivel personal, y se encargaban de todo el trabajo de recolección, transporte y contratación directa de la mano de obra estacional.

En la manipulación de la naranja tenía un papel muy importante la intervención femenina, los diferentes comercios contrataban la mano de obra de gran cantidad de mujeres del pueblo, de esta forma aportaban durante unos meses un complemento fundamental para la economía familiar.

El porcentaje de ocupación entre los hombres también era bastante significativo; recolectores, alfarrasadors, cabasseros, encaixadors, carreteros, carpinteros que en el interior de los almacenes de naranja, montaban las cajas de madera, clavando los clavos con una destreza extraordinaria. Se podría decir que a lo largo de la campaña el comercio de los cítricos moviliza casi toda la población activa de Picanya.